LA SOCIEDAD CONTRA EL MERCADO: LOS ARGUMENTOS DE ALAIN DE BENOIST CONTRA EL LIBERALISMO
¿Y si los fundamentos mismos de nuestra sociedad moderna – individualismo, libre mercado y derechos universales – no son pilares del progreso, sino precursores de la decadencia? Contra el liberalismo: La sociedad no es un mercado de Alain de Benoist ofrece una crítica provocadora de las fuerzas ideológicas que dan forma a Occidente. Al diseccionar las premisas filosóficas y las consecuencias sociales del liberalismo, Benoist hace un llamamiento a replantear nuestras prioridades comunitarias y culturales. Esta reseña explora sus argumentos y sus implicaciones para nuestra comprensión de la política, la economía y la identidad.
Contra el liberalismo: La sociedad no es un mercado (1) critica profundamente el liberalismo, la ideología dominante en las sociedades occidentales contemporáneas. Publicado originalmente en 2019 con el título Contre le libéralisme: La société n'est pas un marché, traducido por F. Roger Devlin, la obra disecciona las premisas filosóficas del liberalismo, su impacto social y su manifestación como fuerza económica, política y cultural. La tesis central de Benoist gira en torno a la afirmación de que el liberalismo reduce la sociedad a un mercado, socavando el tejido mismo de la vida comunitaria, cultural y moral. Esta reseña examina la estructura del libro, sus argumentos clave, sus puntos fuertes y sus posibles deficiencias.
Contra el liberalismo de Alain de Benoist comienza estableciendo el liberalismo como la ideología dominante del Occidente moderno, caracterizada por sus raíces en el individualismo, los valores del mercado y la racionalidad económica. Desde el principio, Benoist critica el legado de la Ilustración, en particular su énfasis en la razón universal y la libertad individual. Sostiene que la prioridad que da el liberalismo al interés propio y al crecimiento económico por encima de las consideraciones comunitarias y culturales ha contribuido a la decadencia de la sociedad. Este planteamiento marca la pauta de una obra que trata de exponer las incoherencias filosóficas del liberalismo y sus consecuencias sociales.
Un elemento central de la crítica de Benoist es su rechazo del individualismo como fundamento de la organización social. El liberalismo, sostiene, aísla a los individuos al priorizar el interés propio y reducir los vínculos sociales a relaciones contractuales. Esta atomización socava estructuras colectivas como las familias, las comunidades y las tradiciones, que dan a la vida su significado más profundo. Por el contrario, Benoist defiende los valores comunitarios y conservadores que hacen hincapié en la interconexión de los individuos dentro de un marco cultural y moral compartido.
Benoist también critica el predominio de la lógica del mercado en el pensamiento liberal, que, según él, reduce la sociedad a un mercado en el que todos los valores están subordinados a principios económicos. Benoist ataca el concepto de homo economicus – el modelo de los seres humanos como agentes puramente interesados – y sostiene que mercantiliza todos los aspectos de la vida. En opinión de Benoist, el neoliberalismo representa una intensificación de los principios liberales clásicos, marcada por la desregulación, la privatización y la erosión de la soberanía estatal. En su opinión, esto agrava las desigualdades sociales y socava la cohesión social.
Una sección particularmente notable del libro examina la crítica de Benoist a Friedrich Hayek, figura destacada de la Escuela Austriaca de Economía (2). Benoist cuestiona el énfasis de Hayek en el orden espontáneo y la eficiencia del mercado, argumentando que esta perspectiva pasa por alto los costes sociales y morales del capitalismo sin restricciones. Acusa a Hayek de promover una visión de la sociedad que da prioridad al beneficio sobre la dignidad humana y la continuidad cultural, y la considera una respuesta inadecuada a las complejas necesidades de las comunidades humanas.
Otra dimensión clave del análisis de Benoist es su interrogación sobre la relación entre liberalismo y democracia. Se pregunta si el liberalismo es realmente compatible con los valores democráticos, sugiriendo que la democracia liberal a menudo privilegia los derechos individuales sobre el bienestar colectivo. En su opinión, este énfasis en la imparcialidad y neutralidad de los procedimientos socava los valores sustantivos necesarios para una sociedad democrática cohesionada y floreciente. Benoist sostiene que la democracia participativa, arraigada en principios culturales y morales compartidos, se ve comprometida por el énfasis del liberalismo en la autonomía individual.
Benoist critica además el relativismo cultural y moral del liberalismo, que considera una negación de los valores y tradiciones compartidos. Al promover la autonomía individual radical, el liberalismo erosiona los cimientos de la identidad y la pertenencia. Esto resulta especialmente evidente en los debates sobre el multiculturalismo y la globalización, en los que Benoist sostiene que el liberalismo contribuye a la disolución de las identidades culturales y nacionales diferenciadas.
Basándose en la tradición filosófica, Benoist recurre a pensadores como John Locke, Friedrich Hayek y John Stuart Mill para desarrollar su crítica. Sus argumentos se basan en perspectivas comunitaristas y conservadoras, ofreciendo un convincente contrapunto a la ortodoxia liberal. El análisis de Benoist sobre el neoliberalismo y su impacto en la cohesión social es especialmente pertinente a la luz de los desafíos contemporáneos, como el aumento de la desigualdad económica, la polarización cultural y la erosión de la confianza pública. Sus ideas resuenan en los debates actuales sobre los límites de la lógica del mercado y la necesidad de marcos alternativos de organización social.
Es importante destacar que Benoist no descarta de plano el liberalismo, sino que reconoce su diversidad interna y su evolución histórica. Distingue entre liberalismo clásico y moderno, así como entre liberalismo económico y político, ofreciendo una crítica matizada que evita la simplificación excesiva. Su análisis invita a los lectores a reconsiderar las premisas del pensamiento liberal y su impacto en la sociedad.
En Contra el liberalismo de Alain de Benoist ofrece una crítica del liberalismo, el capitalismo y el individualismo que invita a la reflexión. La obra desafía a los lectores a reflexionar sobre las consecuencias sociales de estas ideologías y a explorar marcos alternativos arraigados en los valores comunitarios y la identidad cultural. Aunque el libro tiene sus limitaciones –sobre todo a la hora de articular alternativas concretas –, consigue suscitar un debate necesario y urgente sobre el futuro de las sociedades modernas. Para los interesados en la crítica del capitalismo desde una perspectiva no izquierdista Contra el liberalismo ofrece una lectura esencial y estimulante.