Hay, en la guerra en Ucrania, un sustrato ideológico-político que determina y fundamenta buena parte de las decisiones del Accidente colectivo y que explica la estridencia belicista de no pocos gobernantes del gallinero europeo. Es la siguiente: los países miembros de la OTAN creen, ciegamente, que son intocables. Que ellos pueden hacer lo que les venga en gana sin riesgo de sufrir represalias porque, detrás de ellos, está EEUU y su apabullante presupuesto militar, que no debemos confundir con su poder militar real. Los números, como las estadísticas, son engañosos y, desde ese engaño (en muchas ocasiones convertido en autoengaño), se pierde fácilmente la medida de las cosas. A tal escenario asistimos en Europa, donde, desde el derrotado electoralmente Macron, hasta los países exiguos del Báltico, braman por escalar el conflicto con Rusia con empeño delirante, como si Rusia fuera San Marino o Andorra.
LA OTAN Y EL MITO DE LA INTOCABILIDAD
LA OTAN Y EL MITO DE LA INTOCABILIDAD
LA OTAN Y EL MITO DE LA INTOCABILIDAD
Hay, en la guerra en Ucrania, un sustrato ideológico-político que determina y fundamenta buena parte de las decisiones del Accidente colectivo y que explica la estridencia belicista de no pocos gobernantes del gallinero europeo. Es la siguiente: los países miembros de la OTAN creen, ciegamente, que son intocables. Que ellos pueden hacer lo que les venga en gana sin riesgo de sufrir represalias porque, detrás de ellos, está EEUU y su apabullante presupuesto militar, que no debemos confundir con su poder militar real. Los números, como las estadísticas, son engañosos y, desde ese engaño (en muchas ocasiones convertido en autoengaño), se pierde fácilmente la medida de las cosas. A tal escenario asistimos en Europa, donde, desde el derrotado electoralmente Macron, hasta los países exiguos del Báltico, braman por escalar el conflicto con Rusia con empeño delirante, como si Rusia fuera San Marino o Andorra.